Etimológicamente, historia proviene de una palabra griega que significa simplemente información e investigación. Es decir, conocimiento adquirido por investigación. Pero este significado inicial ha ido evolucionando hasta el significado actual, que se refiere a conocimiento adquirido por investigación respecto a acontecimientos pasados.
Según el diccionario de la RAE, la historia es la narración y exposición de acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados, o también la disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados.
Por otra parte, la historiografía es la disciplina que se ocupa del estudio de la historia, o también el estudio bibliográfico y crítico de los escritos sobre historia y sus fuentes, y de los autores que han tratado estas materias. Finalmente, la historiología es la teoría de la historia y en especial la que estudia la estructura, leyes o condiciones de la realidad histórica.
Desde nuestro punto de vista, llamaremos historia a los acontecimientos pasados en sí mismos, historiografía al estudio de los acontecimientos pasados, e historiología al estudio en torno a cómo se estudia la historia.
El método histórico es el conjunto de procedimientos utilizados por los historiadores para investigar acontecimientos pasados con fuentes primarias y otras evidencias.
El método histórico arranca con la definición y delimitación del tema de estudio, la formulación de la pregunta o preguntas a responder, la definición del plan de trabajo, y la localización y recopilación de fuentes documentales, que son la materia prima de trabajo del historiador.
El siguiente paso es el análisis o crítica de estas fuentes. Dentro de la crítica de fuentes está la crítica externa, que se divide en crítica mayor y crítica menor, y la crítica interna. Cada una tiene unas características específicas.
La crítica externa tiene la función de evitar el uso de fuentes falsas. Por tanto, es una función negativa. La parte denominada crítica mayor, o también crítica histórica o método crítico histórico, incluye la datación de la fuente (la localización en el tiempo), la localización en el espacio de la fuente, la autoría de la fuente, y la procedencia de la fuente (el material previo a partir del cual se produjo). La parte llamada crítica menor, o también crítica textual, se fija en la integridad de la fuente (la forma original en que se produjo).
En cambio, la crítica interna tiene la función de proponer cómo se tienen que utilizar las fuentes. Por lo tanto, es una función positiva. Mientras que la crítica externa se fija en la forma, la crítica interna se fija en el fondo. Estudia la credibilidad, el valor probatorio del contenido.
Después del análisis o crítica de fuentes, el último paso del método histórico es la producción del resultado final, llamado síntesis historiográfica. Consiste en la formulación y establecimiento de hipótesis interpretativas mediante el llamado razonamiento histórico.
Para los historiadores, los hitos son los hechos históricos que provocan cambios muy significativos, que cambian el rumbo de la historia, o el rumbo del fenómeno histórico al que afectan pero con consecuencias que se sienten en diferentes ámbitos, en un efecto en cadena.
No hay una manera estándar de clasificar los hitos históricos, sino muchas posibilidades diferentes, y cada escuela historiográfica o cada historiador prioriza unos criterios o unos otros. En los libros de divulgación tampoco hay una clasificación consensuada.
Desde nuestro punto de vista, estos son algunos de los posibles criterios clasificatorios de los hitos históricos:
Si se escoge como marco teórico el materialismo histórico, también son posibles criterios:
Si se aplica la metodología Sapiens, basada en la teoría de sistemas
Uno de los posibles criterios para clasificar los hitos es el nivel de influencia o de trascendencia. Más específicamente, una forma de clasificar los hitos históricos es según si han provocado cambios de paradigma o no.
En su libro La estructura de las revoluciones científicas, publicado en 1962, Thomas Kuhn defiende que la historia es más que una sucesión o cronología de hechos acumulados, y que a veces hay hechos que provocan revoluciones científicas y cambios de paradigma.
Para Kuhn, una revolución científica es un episodio de desarrollo no acumulativo, en que el paradigma antiguo queda sustituido totalmente o parcialmente por un nuevo paradigma incompatible.
Se puede comparar con las revoluciones políticas, que también implican un momento de ruptura entre la situación antigua y la nueva situación, y por tanto una sustitución de una situación antigua por una situación nueva incompatible.
Para Kuhn, los paradigmas son realizaciones científicas universalmente reconocidas que proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica durante un tiempo. Es decir, la delimitación de un terreno de juego y unas reglas de juego.